Tenía muchas ganas de conocer Oporto y os puedo asegurar que la expectativa no superó a la realidad. Me había imaginado siempre paseando sobre esos adoquines, mirando paciente esas fachadas de azulejos y dejándome llevar por sus rincones.
Empezamos el día bien prontito llegando al aeropuerto de Madrid, nuestro vuelo salía a la 09.20 y llegamos a Oporto sobre las 09:35, ¡qué viaje más corto!. En Portugal es una hora menos, de ahí esa hora de llegada. 1 hora y poco es lo que se tarda en llegar desde Madrid.
Para ir hasta el centro de la ciudad que es donde nos alojaremos durante nuestra estancia cogimos el metro, lo más importante es validar los tickets antes de subir a él. Tardamos 40 minutos en el traslado y recorrimos los apenas 500 metros que separan la estación de Sao Bento con el Bed & Breakfast Linha 22.
Antes de ir hasta allí dimos una vuelta por la zona e hicimos algunas fotos de la Torre de los Clérigos y algunas fachadas que son realmente bonitas. Y Oporto ya empezaba a desprender ese encanto.
Antes de ir hasta allí dimos una vuelta por la zona e hicimos algunas fotos de la Torre de los Clérigos y algunas fachadas que son realmente bonitas. Y Oporto ya empezaba a desprender ese encanto.
Elegimos este hostal por su ubicación, también es cierto que en las fotos parecía otra cosa. Nos dieron una habitación bastante pequeña y no teníamos espacio para pasar entre la cama y la pared. El edificio está considerado de valor histórico y patrimonial, por este motivo no tiene ascensor y nos tocaba subir los tres pisos por una maravillosa escalera típicamente portuense que data de 1873. Yo lo recomiendo, aunque no ha sido el mejor hotel donde me he alojado. ¡La ubicación es de 10!. La atención del personal muy buena y estaba muy limpio.
La primera visita que tenía prevista era ir hasta la librería más famosa, conocida por todos, debido a que en ella la escritora J.K. Rowling se inspiró para crear las escaleras de Hogwarts en sus libros. Además ha sido reconocida por diferentes entidades como una de las más bellas del mundo y para mí hasta el momento es la librería más bonita que he visto. La visita es un poco agobiante porque en ella se aglomera mucha gente y realmente no puedes disfrutar de la librería en sí, pero es una visita más que obligada si viajáis a Oporto.
Lo más interesante que os tengo que contar es que si os queréis ahorrar la cola kilométrica que suele llegar a la Torre de los Clérigos se puede comprar la entrada online y así evitaréis la dichosa cola, yo no soy nada paciente, por eso, cuando organizo mis viajes suelo llevar las entradas de los sitios que quiero visitar desde casa. No os podéis llegar ni a imaginar la cola que había ese día (16-08-17) y con un calor de justicia. ¡Insoportable!. Sólo tenéis que sacar la entrada aquí en la pagina oficial en la parte de arriba a la derecha, llevar el ticket impreso y presentaros en la puerta de la librería unos 15-20 minutos antes de la hora de entrada reservada.
Tras la visita a la libreria Lello e Irmao fuimos a ver la Iglesia do Carmo e Iglesia das Carmelitas que están anexas la una a la otra, la primera estaba abierta, pero la otra cerrada. Vimos la Iglesia do Carmo que nos enamoró sobre todo por su fachada con un gran mosaico de azulejos azulados y blancos en su parte lateral. Es una mezcla del barroco y el rococó, estilos muy comunes en muchos edificios de Oporto. La entrada es gratuita.
Cuando llegó la hora de comer fuimos a un sitio cerca de un parquecito, comimos de buffet porque fuimos a un par de sitios que tienen muy buenas recomendaciones, pero estaban cerrados por vacaciones, eso sí comimos a un precio estupendo y todo estaba rico. Enseguida nos fuimos a descansar porque habíamos madrugado mucho y queríamos aprovechar la tarde.
Por la tarde lo primero que fuimos a ver fue la estación de tren de Sao Bento, creo que sobran las palabras cuando entras en ella. Es tan bonita debido a esos paneles de azulejos que decoran su interior. La estación fue construida sobre un antiguo convento a principios del siglo IX.
Por la tarde lo primero que fuimos a ver fue la estación de tren de Sao Bento, creo que sobran las palabras cuando entras en ella. Es tan bonita debido a esos paneles de azulejos que decoran su interior. La estación fue construida sobre un antiguo convento a principios del siglo IX.
Paseando por la zona, un poco más arriba está la Catedral de Oporto (Sé de Oporto). Es el edificio religioso más importante de la ciudad que está plagada de maravillosas iglesias decoradas con azulejos típicos portugueses. Está declarada monumento nacional y es que en su interior cuenta con un claustro digno de admirar. La Catedral se encuentra ubicada en uno de los mejores miradores de Oporto y eso fue lo mejor para mí. las vistas. Por una parte se puede ver el río Duero, Vila Nova de Gaia y sus bodegas. Nosotras fuimos cuando caía la tarde y os aseguro que es un momento inolvidable.
Para bajar hasta la Ribeira lo hicimos por las Escadas do Barredo, considerado el barrio más antiguo de Oporto. Nos adentramos en un laberinto de callejuelas y escalinatas llegando a pasar por las murallas Fernandinas de las cuáles algunas partes se conservan hasta nuestros días. Esta zona es algo incómoda e inaccesible, pero desprende toda esa magia que Oporto muestra a cada paso. Aquí la ciudad ya me tenía totalmente conquistada.
Aparecimos en la Ribeira más animada con un montón de puestos y gente por todas partes, las terrazas ya estaban llenas de viajeros y locales disfrutando de la rica gastronomía. Esta zona es una de las más bonitas porque sus fachadas tan coloridas y su ambiente atraen a todo aquel que visita Oporto, aunque se aprecian más desde la orilla opuesta, desde Vila Nova de Gaia. Como no había sitio en ningún restaurante, medio reservamos una mesa y seguimos nuestro paseo por Cais da Ribeira. Llegamos hasta uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, el puente de Don Luis I y tras hacer 200 fotos nos fuimos a cenar.
Elegimos un sitio bastante cerca del puente y cenamos con esas vistas.
Espero que Oporto os conquiste como a mí desde casi el primer momento que pisé la ciudad. Los que lo conocéis, ¿os cautivó o no?. Y los que no lo conocéis, ¿os animáis a conocerlo?.