20 de febrero de 2014

Bélgica.Día 1 Bruselas

¡Buenas noches!. Como os dije os voy a contar mi viaje a Bélgica el pasado mes de noviembre. El viaje lo empecé a planear a mediados de julio. Normalmente planifico mis escapadas con antelación, ya sabemos todos que con dos ó tres meses se pueden conseguir muy buenos precios sobretodo en los vuelos.
Pues eso hice, reservé mis billetes de avión por el módico precio de 60 euros aproximadamente, ¡hay que estar atentos!( 60 euros i/v por sí no os lo he dejado claro, jaja). Y el hotel unos días después, ya que me pareció buen precio por estar justo en el centro de la ciudad, tan cerca de la zona más bonita de Bruselas.Su maravillosa Grand Place (Grote Markt en Flamenco) es el corazón geográfico, histórico y comercial de la ciudad, y que lujo poder estar hospedadas aquí en el hotel Ibis Brussels off Grand'Place. Un hotel perfecto, sí sí, ¡perfecto!. Perfecta ubicación, perfecta habitación y perfecto el trato recibido por el personal del hotel.
Vamos a ir visualizando todo esto con imágenes:
 
 



 
Tengo que decir que llegamos al aeropuerto de Charleroi con puntualidad absoluta, cogimos el bus que va desde el aeropuerto hasta la estación Gare du Midi, de ésta tuvimos que coger el metro hasta la estación central, que está situada a la espalda de nuestro hotel a 3 minutos escasamente. Nos dieron la habitación nada más llegar, así que rápidamente subimos, dejamos nuestras maletas y salimos a disfrutar de la ciudad.
Lo primero era dirigirnos hacia la Grand Place, es ¡impresionante!. No puedo decir más, me gustó tanto, que no se cómo describirla. Paseamos por las calles aledañas, no se si sabréis que en una de ellas se encuentra el famoso Manneken Pis(para entendernos, el niño meón, al cual disfrazan algunos días al año, en este caso de árbitro, ¡tiene más vestidos que la Barbie!), es una estatua de bronce de 61 cm, sí habéis leído bien, y doy fe de ello, es una miniatura y aún así es uno de los símbolos de la ciudad.Tras ver al Manneken Pis, fuimos viendo el edificio de la Bolsa, el de la Ópera, las Galerías Saint-Hubert( Las galerías se dividen en  tres: la del Rey, la de la Reina y la de los Príncipes. Fueron las primeras galerías comerciales de Europa.) pasamos por la Rue des Bouchers, que es la calle donde se encuentran los restaurantes, y cerca de ésta en un callejón se encuentra el Delirium Café. En este café se pueden degustar más de 1500 tipos de cervezas de todo el mundo, pasamos a verlo. Era tal el ruido que no nos tomamos nada, fuimos A la mort subite, para mí mucho más tranquilo y acogedor. Degustamos la Ciney y la framboise.
Después del descanso, fuimos a ver la catedral y desde aquí a comer. Me habían recomendado un restaurante, el cual ahora yo también recomiendo. Es un restaurante de comida típica belga hasta la bebida es belga (por no haber no hay ni Coca-Cola).La comida es estupenda y la camarera española también,  gracias a ella que te explica lo que tienen en la carta. Nosotras elegimos el codillo a la mostaza y una ternera con salsa de cerveza negra y chocolate riquísima. El restaurante se llama Fin de siècle, está situado en la Rue des Charteaux, 9. No sólo nos gustó la comida, como he dicho, el sitio es muy chulo, cada silla es diferente a la otra. Lo mismo ocurre con las mesas, y hay unas pinturas increíbles. ¿Lo habéis apuntado ya?.
Creo que ha llegado el momento de amenizar mi relato con más fotos:
 


 
 
 
 
 


 
 
 Otra cosa buena del restaurante que os he recomendado es que al contrario de lo que pensamos sobre la hora para comer en el extranjero debe ser entre las 12-14 hrs. , en este restaurante se puede comer más allá de las 15.30 hrs. .No hay ningún problema, eso sí tendréis que tener en cuenta que hay veces que hay tanta gente que hay cola en la calle.
Después de comer fuimos a descansar al hotel ya que el avión salía tan temprano que estábamos en el aeropuerto de Barajas sobre las 5 hrs. contando con el madrugón que suponía al tener que desplazarnos hasta éste. Por la tarde cuando salimos a pasear por la zona comercial vimos todos los escaparates repletos de bombones. El olor a chocolate inunda la ciudad. Los gofres están por todas partes es ineludible sucumbir a comer alguno y a comprar bombones. Mientras degustábamos estos bombones nos acercamos a ver el Palacio Real, el Parque Real y el Palacio de Justicia.
Al caer la noche y ya agotadas de todo el día cenamos algo rápido y nos fuimos a descansar a nuestra maravillosa habitación. En una de las siguientes imágenes veréis las vistas desde la ventana, creo que sobran las palabras.
 
 




 
Con el buen sabor de boca os dejo hasta la próxima semana que os contaré la visita a Gante y Brujas, ya os diré cual de las dos ciudades me gustó más.
¿Qué os ha parecido Bruselas? ¿Habéis estado en esta ciudad alguna vez?
 
 
 

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