Llevaba mucho tiempo queriendo viajar a la Toscana y este verano hice ese viaje tan deseado. Aterrizamos en Pisa con un estupendo día soleado y caluroso, recogimos la maleta y enseguida fuimos a recoger el coche que teníamos reservado con la compañía Maggiore. El alquiler del coche lo contraté a través de Rentalcars. Era la primera vez que alquilaba fuera de España y tenía alguna que otra duda, pero todo fue bastante bien.
Con todo listo pusimos rumbo hacia nuestra primera parada: Lucca. No sé como describir nuestra visita a esta ciudad del centro-norte de Italia.
Lucca es una ciudad pequeña pero tan acogedora que en cuanto pones un pie en ella ya disfrutas. Disfrutas de sus gentes, de sus monumentos, de sus iglesias, de sus plazas... . Lucca me conquistó.
Lo primero que hicimos antes de entrar en la ciudad fue comer. Decidimos comer en una trattoria en la carretera justo en una de las entradas. El sitio en sí es la Trattoria Baffardello da Rosolo, dos platos de pasta y dos bebidas por los que pagamos 23 eur.
Era el momento de aparcar y recorrer la ciudad. Dejamos el coche en uno de los parking antes de entrar a la muralla ya que como en casi todas las ciudades de Italia el centro urbano es zona de tráfico restringido.
Era el momento de aparcar y recorrer la ciudad. Dejamos el coche en uno de los parking antes de entrar a la muralla ya que como en casi todas las ciudades de Italia el centro urbano es zona de tráfico restringido.
En nuestro paseo pudimos ver: Catedral de San Martino, Piazza di San Martino, Piazza dell'Anfiteatro, Palacio Ducale, Piazza Napoleone, Iglesia di San Michele in Foro, Basílica di San Frediano, Torre Guinigi, Torre dell'orologio y recorrimos la Via Fillungo. Podéis ver las imágenes de todo los monumentos aquí.
Nos tomamos un helado y seguimos nuestra ruta, con mucha pena, pero nos esperaba otro de los lugares que siempre había soñado en visitar.
San Gimignano era nuestra siguiente parada y donde dormiríamos la primera noche. Elegí un hotel situado en la famosa Piazza della Cisterna en pleno centro del pueblo de origen medieval. También conocido por 'La Manhattan del medievo' por sus destacadas torres construidas antiguamente por las familias más adineradas.
Aparcamos el coche en el parking Giubileo, este es uno de los más baratos. Llegamos sobre las 18.45 hrs. y llamamos al hotel para que nos recogieran ya que el parking se encuentra a las afueras.
Nos acomodamos y no tardamos en salir a descubrir el pueblo. Para ser tan pequeño estaba bastante animado, pero aún habiendo mucha gente no perdió su encanto. ¡Cómo disfruté paseando por estas calles!. Es uno de los pueblos más bonitos donde he estado.
No pudimos pasar a ninguno de los monumentos por la hora a la que llegamos y a la que nos marchamos al día siguiente, pero no lo eché en falta. El pueblo en su conjunto es todo un monumento. San Gimignano es de esos pueblos a los que hay que ir una vez en la vida, o dos, o tres... porque es una visita sorprendente. Es de esos sitios de los que no quieres irte.
Intentamos cenar en uno de los restaurantes que me habían recomendado, pero fue imposible. En nuestro paseo nos topamos con una pizzería y no nos lo pensamos dos veces, cogimos nuestra pizza y a cenar. Estaba riquísima y lo mejor estaba por llegar.
En la Piazza della Cisterna hay una heladería: Gelateria Dondoli. Es bastante conocida porque ha recibido varios veces el premio con la copa del mundo del helado y estando allí tenía que probar ese helado de pistacho.
Disfruté doblemente, porque terminamos nuestro paseo sentados en las escaleras de la entrada al Duomo, escuchando música clásica ya que había un concierto en la Piazza del Duomo y disfrutando de un maravilloso helado, ese momento no se puede describir.
Con ésta última imagen en nuestras retinas seguimos nuestro roadtrip. Eso os lo mostraré en el siguiente post. Espero que sigáis nuestro viaje por la Toscana y disfrutéis tanto como nosotros.
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